Desde la antigüedad todas las culturas del mundo han tenido que asumir una concepción del mundo, donde se explican la existencia del mundo y de sí mismo.
Gracias a los relatos de los mitos andinos que fueron incorporados a las crónicas ha sido posible obtener una imagen de la cosmovisión incaica. En ellas tanto al espacio como el tiempo eran sagrados y tenían indudablemente una explicación mítica y una representación ritual. En relación al espacio presentan una concepción dualista.
Ya en la época Wari-Tiahuanacu, el concepto dual ya estaba muy arraigado en estas culturas, que seguramente la tomaron de otras culturas antiguas y la generalizaron a lo largo del territorio que dominaron. Para el hombre andino (y los Incas) el espacio horizontal también estaba dividido en dos partes. Cada una de ellas subdividida en otras dos, así, el mundo aparecía compuesto por tres planos:
- Hanan Pacha o el mundo de arriba (dioses como el sol, la luna, el rayo, las estrellas, el Arco Iris)
- Kay Pacha o el mundo de aquí (hombres, animales y plantas)
- Ucu Pacha (o Urin Pacha) o el mundo de abajo (muertos y espíritus, las enfermedades).
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